Siempre me pasa lo mismo, soy yo la/el que ha actuado mal, tengo que cambiar yo, ha sido mi CULPA. ¿Cuántas veces nos ha venido a la cabeza estos pensamientos? Nos atosigamos y castigamos diciéndonos esto una y otra vez. Es hora de parar y analizar qué nos está ocurriendo. En este post vamos a ver qué es la culpa, cómo nos influye y cómo aprender a gestionarla.
¿Qué es la culpa?
En primer lugar, cabe recordar que la culpa está muy ligada con la tradición judeocristiana, en la cual se entiende como una actuación opuesta a la moral y que conlleva un castigo. Por tanto forma parte de nuestra cultura ancestral. Definámosla como un mecanismo en el que a causa de un evento realizamos un juicio sobre nosotros mismos, concluimos que hemos cometido un error y debemos ser castigados. Por tanto, la culpa es un sentimiento muy poderoso y complejos que se puede deber a muchos factores, los cuáles interactúan entre ellos.
¿Qué ocurre cuando aparece este sentimiento?
El gran protagonista es el sentimiento de culpa, viene acompañado de emociones como la tristeza, angustia, frustración, impotencia y remordimiento, entre otras. Además, aparece la rumiación (pensamientos repetitivos) sobre lo que hicimos o no, lo que hacemos o no y lo que vamos a hacer o no. Cabe destacar, que en el proceso de culpa influyen mucho las normas y valores que poseemos, los cuales hemos ido construyendo desde la infancia. En definitiva, cuanto más rígidas sean las normas, más probabilidad de sentir culpa. Por ejemplo, tal y como lo dice Marta Giménez la perspectiva de género influye en el concepto de culpa (lo cuál no trataremos ahora ya que merece un nuevo post para hablar de ello).
¿Para qué sirven las normas?
Antes de entrar de lleno en los puntos positivos y los negativos de las normas, debe quedar claro que el grado de malestar debido a la culpa se ve influido por el modo en que nos juzgamos, es decir nuestra percepción.
Ventajas de las normas: nos indican como debemos actuar en las situaciones del día a día. Por consiguiente, nos ayuda a tomar decisiones y ser más eficientes. Cuando las llevemos a cabo, nos sentiremos bien y aceptaremos nuestra actuación como válida.
Desventajas de las normas: si entran en conflicto con nuestros deseos, si no actuamos conforme a las normas, en función de tu percepción de tu actuación y el significado que le des a la situación te sentirás más o menos culpable.
En definitiva, la culpa es una especie de termostato que hace que salte con emociones que nos provocan malestar si no actuamos conforme a unas «normas».
La historia de la culpa
Todo empieza un buen día en el cual un evento estalla (real o imaginario) lo cual provoca que el personaje principal se autovalore a partir del acto que haya llevado a cabo. Esto genera emociones que le hacen sentir triste y aumenta su malestar.
Como podemos observar es un proceso muy personal y subjetivo ya que depende de tu percepción del evento.
Aspectos que potencian el sentimiento de culpa
- El perfeccionismo
- La baja autoestima
- La baja autoconfianza
- La dificultad en la regulación emocional
- La rumiación excesiva.
Las claves para superar y afrontar los sentimientos de culpa
Identificar las razones que te hacen sentir la culpa: averigua si provienen de ti o de otra persona. Te propongo un ejercicio, coge lápiz y papel y escribe tus pensamientos y emociones con respecto a esto. Te ayudará a ordenar tus ideas y entenderte mejor.
Acepta que te puedes equivocar: eres humano, la equivocación es muy común. Lo importante es que aprendas de la experiencia y crezcas como persona.
El perdón: perdonarse es clave para liberarte de la carga que llevas sosteniendo durante tanto tiempo y ver la situación desde otra perspectiva.
Repara el daño: si hay terceras personas involucradas, habla con ellas y diles como te sientes de manera sincera. Este acto se valora mucho y te ayudará a liberarte de ese sentimiento.
Transforma la culpa en responsabilidad: en lugar de ser pasivo y compadecerte, pasa a ser más activo y elegir tus propias decisiones sin miedo a errar.
Ya estás listo/a para alejarte de esa culpa que no te deja avanzar. Las emociones y sentimientos están para ayudarte a crecer como persona y sentirte mejor contigo mismo/a y el mundo. Ahora que ya la conoces, puedes avanzar y volar de nuevo. Sin más dilación, tal y como lo dijo Georges Bernard Shaw: «La libertad significa responsabilidad; por eso, la mayoría de los hombres le tiene tanto miedo«.
Agradecimientos: quiero agradecerle su gran labor a Alfonso Casas por sus maravilloso dibujos que reflejan la vida tal y como es sin florituras.
Si quieres conocer más sobre las emociones, este post te interesa.