¿Quién no ha tenido un conflicto con un familiar? Es una situación muy frecuente que surge de la convivencia. Eso no quita que sea desagradable y que el ambiente se contamine tras la discusión. Cuando acabes de leer este artículo te vas a llevar las claves principales, 3+1 pasos para manejar un conflicto familiar. Además, te ahorrarás muchos dolores de cabeza ya que también te doy estrategias para prevenirlos.
¿Por qué es importante prevenir los conflictos?
Hay diversos motivos para defender la importancia de anticiparnos a los conflictos, los que te voy a dejar aquí son los que más impactan en el bienestar de las familias:
- Los conflictos familiares tratan temas más sensibles.
- La cercanía y continuidad de los miembros hacen más intensos las disputas.
- El contexto familiar al ser el que más perdura en el tiempo, aunque se transforme la estructura y cambien las personas, los conflictos que se creían resueltos pueden reaparecer.
- Los desacuerdos influyen en la identidad de cada una de las personas y de la familia como sistema social, económico e interpersonales.
Si te faltaban motivos para atender a este tema, creo que con esto ya te ha quedado mucho más claro la importancia de prevenir y tener las herramientas para gestionar los conflictos.
¿Qué características tienen los conflictos?
Un conflicto es más que enfadarse. Sí, lo has leído bien, es más complejo que eso y abarca todo esto, allá va la radiografía de un conflicto:
- Tienen una historia que se trae al presente como por ejemplo, comportamientos pasados, experiencias, conversaciones o percepciones.
- La reacción de una de las partes determina e influye en la reacción de la otra. Por lo que el nivel tensión fluctúa.
- El conflicto se agrava si una de las personas involucrada pretende que la otra satisfaga sus necesidades (ejemplo: sentirse a salvo, tener el control de la situación, pertenencia, sentirse querida/o…).
- El desencadenante de la disputa no tiene porqué ser la causa del conflicto.
- El motivo más común es la discrepancia entre la realidad y lo que las partes perciben como real.
- El papel de los participantes no implicados en el conflicto influye mucho ya que pueden aumentar o disminuir la tensión.
Ahora que ya tienes una panorámica de los conflictos estás preparada/o para prevenirlos. Ha llegado mi parte favorita, la prevención.
¿Cómo prevenirlos?
Antes que nada, no confundas prevenir con eliminar. Los conflictos aparecerán, en toda relación los hay. El papel de la prevención es el disminuir la frecuencia e intensidad de aparición de los mismos, eso sí. No creas que esto cae del cielo, se lleva a cabo en el día a día, antes de que aparezca un posible un conflicto, como quien cuida de una planta regándola diariamente y no espera a que se haya deshidratado para ponerle agua. Con las relaciones ocurre lo mismo, se cuidan poco a poco.
Esto se puede hacer de dos maneras, sí, has leído bien, sólo 2:
- Muéstrale a la otra que es valiosa.
- Comparte con ella y comunícale de qué manera aporta valor en vuestra relación.
Voy a aterrizarlo más, esto es lo que tienes que hacer para que la otra persona lo perciba:
- Escucha sin juicio
- Comunica los esfuerzos que hace para que la familia funcione mejor
- Expresa el cariño que sientes por esa persona (abrazar, coger de la mano, dar un beso…), esto dependerá de la cercanía.
- Ayúdale a conseguir sus objetivos.
- Dedícale tiempo.
- Acompáñale en los días complicados.
Estas acciones harán que la persona se sienta en un espacio seguro, valorada y respetada. No asumas que por ser familia, todo vale, hay que cuidar las relaciones día a día.
Los beneficios son grandísimos. Cuanto más cultivemos las relaciones familiares, menos probabilidades tendremos de toparnos con conflictos intensos.
Sin embargo, aunque hagamos esta prevención, los conflictos pueden aparecer. Quiero que estás preparada/o con el fin de que el conflicto construya y no destruya.
¿Cómo manejar conflicto?
Atenta/o, voy a empezar por la parte importante, LOS ERRORES.
- Atacar a la otra parte destacando lo que hace mal.
- No respetar a la otra persona y hablarle mal.
- Resaltar todo lo que haces bien y culpar a la otra parte del conflicto.
La activación fisiológica que se dispara ante un conflicto nos lleva a actuar de manera impulsiva. Si percibes que la activación sube, sal de la situación, toma el aire y vuelve cuando te hayas calmado. Ahora sí, ya estás lista/o para gestionar el conflicto.
1. Reconoce tu error
Al expresar aquello en lo que no hemos actuado de la mejor manera permitimos mostrarnos vulnerables lo cual disminuye la tensión. Además, la otra persona no se sentirá tan atacada.
2. Identifica el daño que genera un conflicto
Aunque estemos en el núcleo de la discusión, al expresar que sentimos estar en esta situación con esa persona le mostraremos el cariño que sentimos y nuestra predisposición para buscar un acuerdo, un entendimiento.
3. Expresa la queja de manera constructiva
Optar por callarnos lo que nos molesta no ayuda, ya que se enquista y acabará saliendo. Sin embargo, esto no quiere decir que se pueda decir de cualquier manera, es importante ser respetuosa/o con la otra parte.
NO lo expresaremos en forma de ataque: Tú siempre «X» y nunca «Y»
SÍ lo expresaremos de manera constructiva: Cuando «X» pasa, me siento «Y» y me gustaría «Z»
El cambio es sutil pero los resultados son muy potentes, pruébalo.
4. Respeta a la otra persona
No olvides el cariño que tienes por esa persona y sus virtudes. Trátala con respeto, esto es fundamental para que el conflicto NO destruya.
¿Cuáles son los objetivos de estas estrategias?
No olvides el propósito de la gestión de los conflictos. Esto te va a permitir conectar con el para qué y a pesar de la activación seguirás estas pautas al pie de la letra. Grábate esto en la cabeza, los objetivos son:
- Fomentar la resolución del conflicto
- Ser capaz de escuchar las quejas del otro
- Regular tus emociones en un momento de activación
- Aprender a gestionar tu conducta cuando estás en una situación de conflicto
IMPORTANTE: si durante el conflicto la otra persona pisa tus derechos y no te respeta, tienes derecho a no querer llegar a un entendimiento y alejarte de esa relación.
En definitiva, mi propósito es que los conflictos construyan, sean respetuosos y repletos de aprendizajes acerca de una/o mismo/a y de la otra persona.
Recuerda que este artículo es meramente divulgativo, no equivale a terapia psicológica, si necesitas una ayuda más especializada o tienes alguna duda, me puedes contactar haciendo clic aquí.
Si te has quedado con ganas de más, este artículo sobre la ira te va a venir de perlas para pulir la gestión de conflictos:
No podemos resolver problemas usando el mismo tipo de pensamiento que usamos cuando los creamos
Albert Einstein
Nos leemos en el próximo artículo, no olvides suscribirte para estar al tanto de todas las novedades.
Un abrazo,
Andrea M.P.