El comer emocional: cuando las emociones van de la mano de la comida

Comer helado por desamor, picar en época de exámenes o tomar chocolate para calmarte porque te lo mereces después de un día intenso de trabajo. Lo hemos visto en películas, anuncios y en nuestro entorno o en nosotros mismos. Esto es lo que denominamos comer emocional. Las emociones forman parte del ser humano así que no te apures si piensas que comes de manera emocional, el primer paso es la documentación y si persiste causándote malestar, acude a un profesional que pueda atenderte. En este artículo vamos a ver qué es el comer emocional, las diferencias entre el hambre fisiológica y el hambre emocional y terminaremos con ciertas pautas para conocer nuestra sensación de hambre. ¿Estás listo/a?

 

¿Qué es el comer emocional?

Es cuando nuestras emociones y nuestra alimentación se mezclan. Según Griselda Herrero y Cristina Andrades, es un acto que todo ser humano realiza pero que convertimos en algo perjudicial y dañino cuando hacemos de la ingesta nuestro mejor recurso para afrontar la vida; ya sea a modo de refugio, calma o evasión.

Quiero destacar que las emociones involucradas en el comer emocional no tienen porque ser desagradables, depende de tu valoración. Cuando celebramos un cumpleaños o un nuevo puesto de trabajo salimos a comer o cenar y están presentes emociones agradables como la alegría.

En definitiva, existe una clara relación entre nuestras emociones y la comida. Es algo que realizamos desde que somos pequeños, que no cunda el pánico. Se tornará perjudicial si haces uso de alimentos para gestionar tus emociones. 

Lo que resulta característico en el comer emocional tal y como lo destaca Cristina Andrades y Griselda Herrero, no es el alimento en sí, sino que el motivo de ingerirlo tiene una causa o busca una consecuencia emocional no gestionada.

Por tanto, todos comemos emocionalmente. Lo importante es que tengas las herramientas necesarias para afrontar y explorar las causas de tus emociones, ser consciente.

¿Cuál es la diferencia entre el hambre fisiológica y el hambre emocional?

Tal y como lo destaca Cristina Andrades en este artículo

El hambre fisiológica:

  • es gradual
  • puedes esperar para alimentarte
  • es una comida saludable
  • responde a tus horarios
  • eres capaz de controlar lo que estás comiendo independientemente de como te sientas
  • reconoces lo que estás consumiendo
  • no te sientes culpable 
  • te sientes satisfecho/a pero desagradablemente lleno al terminar

El hambre emocional:

  • ocurre repentinamente
  • no eres capaz de posponer la ingesta
  • no tienes en cuenta los nutrientes de lo que ingieres
  • no hay un horario fijo y socialmente aceptado
  • tu estado de ánimo influye en la cantidad ingerida
  • comes sin control ni conciencia
  • no disfrutas de los sabores
  • te sientes culpable
  • te sientes desagradablemente llen@ al terminar

¿Qué puedes hacer para diferenciar tu sensación de hambre?

Según Cristina Andrades y Griselda Herrero, en su libro «psiconutrición»:

Plantéate si las ganas de comer han aparecido de repente. El hambre fisiológica aparece de forma gradual. Si aparece de manera repentina, presta atención a las necesidades que deben ser cubiertas al comer ya que puede confundir un aprendizaje inadecuado con un hambre no fisiológico.

Para identificar la sensación de saciedad, te animo a que prestes atención a tu estómago e identifiques el grado de llenado del mismo.

Pregúntate si has realizado una comida lo suficientemente completa para ti. Para ello deja de lado las creencias sobre cantidades y adelgazamiento para centrarte en lo que tu necesitas (es importante que acudas a un profesional para asegurarte de que esa es la medida correcta).

Focaliza tu atención en el sentido que se ha despertado en ti al tener hambre (ha rugido tu estómago o ha sido por el olor, aspecto del alimento).

Pregúntate, ¿dónde siento el hambre?, ¿tengo un antojo específico?

Po último, céntrate en si puedes posponer el momento de comer. Si puedes hacerlo quiere decir que estás ante un hambre fisiológica, puede esperar hasta la hora de la comida. Sin embargo, si tienes un fuerte deseo y además es un alimento específico, es lo que llamaríamos hambre emocional

Comemos entre 3 y 5 veces al día, es importante que prestemos atención a nuestra relación con la comida. El primer paso, es localizar nuestra atención en nuestra conducta. Nuestras emociones impregnan nuestro día desde que nos levantamos, es esencial que las conozcamos y sepamos gestionarlas. Come conscientemente, come saludable, disfruta.

Dime lo que comes y te diré quién eres, Jean Anthelme Brillat-Savarin.

Andrea Martínez Pellicer

Agradecimientos a Griselda Herrero y Cristina Andrades por aportarme tanto conocimiento sobre el maravilloso mundo de la psiconutrición.

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