Nos ponemos la etiqueta de «estar estresado/a» fácilmente y nos preocupamos por los síntomas haciendo varias búsquedas en google como si de una enfermedad se tratase. Señoras y señores, esto NO es una enfermedad, eres tú tratando de adaptarte. De hecho esta preocupación hace que aumente tu malestar. En este artículo, te contaré a qué me refiero con estrés, porqué ocurre y qué está en tu mano para gestionarlo.
¿Qué es eso del estrés?
En primer lugar, te voy a quitar un peso de encima, no eres raro/a, el estrés es un reflejo de que tu organismo en su totalidad funciona a la perfección y busca el equilibrio. No obstante, eso no quiere decir que no sea perjudicial, por ello, te voy a contar con un poquito más de detalle cuales son las posibles causas.
Te calificas como «estar estresada/o» cuando experiencias una situación demandante que desencadena que pongas en marcha ciertas estrategias para afrontarla (las cuales no siempre funcionan). Ante estas situaciones respondemos con conductas (diciéndote determinadas cosas, pensando qué va a pasar o qué vas a hacer, durmiendo, comiendo más/menos, etc) y tu cuerpo también se manifiesta (tus músculos se preparan para la huida, tu corazón se acelera…). Como ves es mucho más complejo que pegarse la etiqueta de «estoy estresada/o» y quedarse de brazos cruzados padeciendo. Todo esto a largo plazo, deja una huella ya que te dificulta llevar tu vida cotidiana (relacionarte, trabajar, divertirte, etc).
No obstante, ya te habrás dado cuenta que dos personas que viven una misma situación (por ejemplo, la situación de pandemia actual o un despido, un nacimiento, un divorcio, una mudanza) no se sienten igual, hay diferencias individuales.
¿Porqué no reaccionamos todas/os igual ante la misma situación?
Nos adentramos en la parte interesante, aquí entra en juego tu valoración sobre la situación, la cual es subjetiva. Lo que hace que hayan diferentes reacciones ante una misma situación es la valoración que hagas. No te quiero decirte con esto que mires la vida de color de rosa, ¡para nada! Lo que quiero destacar es que ante una situación dada harás el balance entre los problemas que tengas y los recursos percibidos. Todo ello, interacciona con tu historia de aprendizaje (es decir cómo has aprendido que debes actuar ante determinadas situaciones, etc). También depende de tus creencias, expectativas y personalidad.
Entonces…¿qué puedes hacer si «estas estresado/a?
Primero, quítate piedras de la mochila, acepta que NO eres invencible, de hecho, ni tú, ni yo, ni nadie. Es normal verse sobrepasada/o por muchas situaciones, no te culpes por sentirte así con los famosos «deberías» («debería poder con esto»). Esto no hace más que aumentar el malestar.
Segundo, cuando notes que te empiezas a colapsar, para e identifica qué está pasando. Visualiza esa señal de «stop» que te obliga a detenerte para poder avanzar con sin estrellarte con esos pensamientos que te entorpecen. Otra señal que no debe pasar desapercibida es la de «dirección prohibida» la cual te indica que por ese camino no debes pasar. ¿Qué camino es ese? El de la rumiación… cuando rumiamos nos enganchamos a ese pensamiento sobre todo lo mal que hacemos las cosas, las emociones desagradables sin sacar nada en claro.
Por último, toma distancia de este pensamiento, de esta sensación y reflexiona si la estrategia que estas llevando a cabo te es útil o no y si el hecho que te preocupa es controlable o no. Si estás ante una situación que si es controlable, piensa qué puedes hacer, ocúpate. En cambio, si no es controlable, desocúpate, no depende de ti.
En definitiva, el estrés NO es una enfermedad, tu cuerpo trata de buscar un equilibrio ante una situación demandante. No eres una persona estresada (esto es inamovible y estable), estás estresado/a en este momento debido a ciertas circunstancias. Todas/os nos hemos sentido, nos sentimos ahora o nos sentiremos estresadas/os, no eres un bicho raro.
¿Quieres saber qué beneficios te aporta la relajación? aquí te los cuento.
Si sientes que no puedes hacerle frente, recuerda que las psicólogas/os estamos aquí para ayudarte y acompañarte en este proceso, no dudes en contactarme a través de mi correo andrea@tuespaciodeterapia.com
La inteligencia es la habilidad para adaptarse al cambio, Stephen Hawking.